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Ignasi Calbó: “No podemos permitir que los refugiados se jueguen la vida”

Saioa Baleztena

Barcelona siempre se ha caracterizado, entre otras cuestiones, por su larga tradición en fomentar los derechos humanos y la atención ciudadana. Probablemente por este motivo ha sido también la pionera en 2015, y con Ada Colau al frente, en crear el plan Ciutat Refugi, que trabaja para recibir a miles de refugiados en la capital de Cataluña.

Ignasi Calbó: “No podemos permitir que los refugiados se jueguen la vida”

¿En qué punto está Barcelona Ciutat Refugi?
Estamos igual que hace tres meses. Tenemos unas imágenes sobrecogedoras en el punto de salida, la guerra sigue sin ninguna expectativa de que pueda acabar a corto plazo, y la gente sigue huyendo y pagando mafias para entrar en Europa. La única diferencia es que ahora estamos preparados para recibir a miles de personas.

Arrancasteis en octubre, pensando que la llegada masiva se produciría en noviembre. ¿Cómo ha influido esto?
La expectativa se ha visto truncada. Actualmente, tenemos una oferta brutal de gente preparada para ayudar a los refugiados pero contamos con una demanda cero.

Barcelona, con la alcaldesa Ada Colau al frente, fue la primera ciudad que se volcó en la creación de un plan de cara a la llegada de los refugiados. Poco después, en un acto en el que participaban los alcaldes por el cambio del Estado se creó la red de ciudades refugio.
Ada Colau fue muy criticada pero la realidad es que fue quien puso en primera página el problema de los refugiados en Barcelona, Cataluña y el Estado Español. Por desgracia, es un conflicto que hace años que se viene denunciando, pero lo cierto es que no hemos sido conscientes de la realidad hasta el momento en el que nos han llegado las imágenes estremecedoras que, desgraciadamente, predominan últimamente.

¿En qué punto está la red de ciudades refugio?
La suma de otros municipios del Estado Español ha servido para crear una red imprescindible de ciudades refugio y establecer un vínculo. Principalmente trabajamos con un triple objetivo. En primer lugar, crear incidencia política porque somos las ciudades que nos responsabilizamos a nivel financiero y de presión asistencial, sin contar con ninguna colaboración financiera a nivel estatal. Segundo, impulsar un intercambio de buenas practicas con las ciudades que ya hace tiempo que reciben refugiados, como Alemania o Suecia, incluso Paris. Y finalmente, el fomento de la cooperación de ciudad a ciudad.

Da la sensación que existe un pulso de los municipios al Estado…
Es que el Estado se ha dedicado a subcontratar su política de refugio. Ha fichado a tres entidades con unos criterios bastante discutibles, y toda la política de asilo la ha tercerizado. No ha impulsado una política de asilo inclusiva, simplemente, se ha sacado el problema de encima. Por eso toda la gente que llegue tendrá el asilo durante seis meses y cuando acabe, se quedará a la espera de que los municipios y las ciudades los acojan. Esto el Estado ni lo prevé, ni lo finanza, ni hace nada. En definitiva, la política del Estado en temas de asilo es vergonzosa e, incluso, agresiva a nivel de derechos humanos. Porque recordemos que el refugiado es una persona a la que se le han vulnerado los derechos. Nosotros intentamos cubrir esta política de derechos.

Mientras tanto, ¿en qué estáis trabajando?
Nos estamos centrando, sobre todo, en dar atención mucho más personalizada a la gente que ya estaba aquí. Pero no nos engañemos, la realidad es que la gente que llegue aquí marchará a Alemania o a otros países. Muy pocos se querrán quedar, porque el Estado Español no ofrece una alternativa lo suficientemente atractiva cómo porque se quieran quedar.

Precisamente, en octubre estuvisteis en Múnich para compartir experiencias que pudieran ser aplicables en Barcelona. ¿Aquella experiencia fue vuestro punto de partida?
Sí, nos dio las pistas para trabajar en un sentido concreto, con el reto de afrontar un conflicto tan complejo como el de los refugiados. Con unas dimensiones que nosotros no nos encontraremos nunca, pero en Múnich aprendimos que la respuesta tiene que ser global.

De todas formas, el procedimiento cambiará en función de las tipologías de cada ciudad. ¿Es así?
Existen diferencias pero, por ejemplo, sabemos que el reto no está en gestionar los primeros seis meses, sino en integrar toda esta cantidad de gente en nuestra sociedad. Y eso es igual de importante en todas partes, porque los primeros seis meses son de choque, de papeles, de logística pura y dura. Pero lo que es fundamental es encontrar la manera de llegar a integrar la gente que llega en nuestra ciudad.

Para acabar, ahora mismo cuáles son vuestros retos?
Principalmente, articular el plan con la ciudadanía, comunicar bien lo que esta pasando, articular todo el tema del voluntariado y la participación ciudadana y lograr incidencia política para reclamar un pasaje seguro desde Siria hasta Barcelona. No podemos permitir que los refugiados se jueguen la vida.

¿Crees que el escenario político actual, en España, puede cambiar las cosas?
La verdad es que nos partimos con un panorama político muy monolítico en el Estado, y deseamos que con el nuevo escenario político la sensibilidad sobre el tema de los refugiados sea algo más esperanzadora y resolutiva.

Texto: Saioa Baleztena – Barcelona (@SaioB)

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